El amor verdadero no tiene fecha de vencimiento

“El amor no se malgasta, aunque no te lo devuelvan como lo mereces o deseas. Déjalo salir a raudales, abre tu corazón y no tengas miedo de que te rompan. Los corazones protegidos acaban en piedra”

Cuando el amor no es correspondido es doloroso y frustrante porque nadie sigue por siempre, debe haber un alto, entonces por eso benditos sean los enamoramientos que nos acercaron más a Dios, nos hicieron crecer, conocernos a nosotros mismas y aceptar la voluntad del Padre, pero no todo es un fracaso en el amor porque de los corazones rotos quedan magnificas historias que ayudan a otras. El abrir nuestro corazón nuevamente permite que no se convierta en piedra, los sentimientos lo regresan a la vida.

¿Pero que hacer con un corazón enchilado??? Cuando nos preguntamos ¿que quieres corazón mío?? ¿príncipe azul porque te demoras tanto??? que te detiene???

Muchas veces nos desanimamos porque no tenemos las respuestas en nuestro tiempo y dejamos de perseverar, pero Dios quiere trabajar con nosotros para que aprendamos a confiar en Él y en sus planes de bien, porque muchas veces no es el tiempo y debe hacer en nosotros o buscamos en el hombre respuestas que Dios todavía no nos quiere dar.

Si vemos la vida de Ana la madre de Samuel fue necesario que tuviera un cambio de actitud para recibir su bendición pero si leemos cuidadosamente dice "Y Dios se acordó de Ana" no quiere decir que su milagro fue en el instante sino que pudo pasar mucho tiempo, pero si decidimos ayudar a Dios como lo hizo Sara las consecuencias son muy dolorosas y pueden traer grandes consecuencias por eso Habacuc 2:3 dice “… aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará”, porque bienaventurada es quien confía en Dios (Jeremías 17:7)

Estaba leyendo el salmo 100:4 y me di cuenta que necesitamos entrar en su presencia con acción de gracia y alabanza para tener la bendición, sé que es un reto pero comparándolo con el pasaje de Ana fue lo que ella tuvo que hacer en su vida para obtener el milagro, pero nosotros entramos en su presencia con llanto, queja y dudas, nuestras promesas no tienen fecha de vencimiento es solo que no es en nuestro tiempo es en El suyo.

Debemos confiar plenamente que lo que ha prometido lo cumplirá porque es un Padre fiel que no se olvida.